martes, 19 de septiembre de 2017

Abuelita, ¿te acuerdas?


Muchos son los libros de literatura infantil que tratan de acercar y explicar a los niños problemas y situaciones que siempre creímos propias, o no tanto, de la edad adulta. La pérdida de un ser querido, los miedos o la identificación de los sentimientos son sólo algunos aspectos que, ya desde hace años, trata de acercar a los niños y niñas la literatura infantil. Aprovechando el Día Internacional del Alzheimer queremos presentar una pequeña selección bibliográfica a nuestros lectores.




Según el Instituto de investigación en Atención Primaria Jordi Gol de Barcelona, el 37% de los nietos de enfermos de Alzheimer muestran miedo por la enfermedad, y un 50% dicen que les da vergüenza que sus amigos conozcan la enfermedad de su abuelo/a.


Uno de los libros destacados dentro de esa selección y que puede ayudar a los pequeños a entender la situación es “Abuelita, ¿te acuerdas?”, obra escrita por Laura Langston, ilustrada por Lindsey Gardiner y editada por la editorial Beascoa en 2004.


R BEA



Nos cuenta la historia de una abuela y su nieta, una historia cruda y difícil pero que a la vez destila cariño, ternura y respeto. Y es que ahora la abuela vive en casa de Marga. A ella no le importa, quiere mucho a su abuela a pesar de que su papá dice que un día la abuela perderá la memoria para siempre y que se olvidará de todo. Pero ella no le cree, siguen saliendo a pasear juntas, leen historias juntas y cuando nota que está un poco cansada, descansan un poquito las dos juntas. Pero de vez en cuando, nota cosas raras: no se acuerda de palabras, se lía con los nombres, confunde las flores y no sabe cómo volver a casa. A Marga no le importa, si la abuela se olvida de algo, ella se encargará de recordárselo. Pero un día, al volver de la escuela, su abuela no la reconoce.


Qué difícil es convivir con cualquier enfermedad. Si para un adulto resulta complicado comprender qué está sucediendo en ese momento, qué puede pasar por la cabecita de un niño o una niña cuando una persona a la que quiere con locura no es capaz de reconocerle y ve como, día a día, va perdiendo la memoria. Por ese motivo es entendible que la niña comience a sentir miedo y que, alguna vez, desee que la abuela no viva con ellos, que no esté en casa y poder jugar con sus amigos, hacer ruido y comer lo que les de la gana. Pero la abuela vuelve y Marga no sabe quién es esa persona: la dulce abuelita que jugaba con ella y la acariciaba con ternura o aquella otra que no era capaz de reconocerla. En ese momento Marga se da cuenta de lo que sucede; su abuela sigue allí y ella tiene que tomar una decisión, una gran decisión: a partir de ese momento se convertirá en la memoria de su abuela.



“Toda la dulzura de la manzana está en esas manchas marrones y suaves. Lo recuerdo – nos dice – una vez me lo dijo el frutero”


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